La Guatemala actual y las soluciones que la política no quiere o prefiere no escuchar

CAFÉ AUSTRIACO

4-11-2025

Por Juan Carlos Luna

Querer hacer un análisis sobre la problemática actual en Guatemala es una tarea difícil si consideramos que el mayor de los problemas del país es la corrupción que, por cierto, el movimiento Semilla y el ahora presidente Bernardo Arévalo prometieron terminar, aunque al día de hoy no se vea ni el menor esfuerzo ni de minimizarla, no digamos de terminar con ella, lo cual da como resultado una notoria incapacidad de gobernar que ha creado una gran debilidad en las instituciones de gobierno y, ojo: eso incluye al Legislativo y al Judicial, que en tema de gobernabilidad también tienen sus propias asignaciones pendientes.

Imagen tomada de Prensa Libre. Reportaje especial.

Pero continuando con nuestra vista de pájaro, vemos que también hay problemas relacionados con la inseguridad y el aumento en la tasa de criminalidad, lo cual agudiza seriamente los problemas de pobreza… En fin: esta administración es un estuche de monerías.

Pero realmente no podríamos esperar nada diferente de lo que hoy tenemos como gobierno, especialmente si consideramos que desde un inicio se presentó como una opción socialista, lo cual implica una receta de fracaso por todos lados. Y esto no es solamente por su “plan de gobierno”, el cual es inexistente, sino además por los integrantes del Movimiento, sus asesores, su equipo de trabajo y, en general, por cualquiera que muestre alguna afiliación y simpatía por Semilla: la estructura de su ideología trae el fracaso en su ADN.

Las soluciones, como lo he dicho ya varias veces y en repetidas ocasiones, son sencillas; pero ningún político —ni los viejos, ni los nuevos, ni mucho menos los jóvenes de la camada de la pureza y la superioridad moral— las querrá aceptar y aun menos tomar el reto de llevar adelante los cambios que se proponen.

Lo primero que se debe hacer es reducir el tamaño del Estado. Vemos que esta administración elevó los números de trabajadores estatales a cantidades nunca vistas, lo cual ha dado como resultado una administración de dimensiones elefantiásicas, completamente inoperante y demostrando únicamente incapacidad e ineptitud. Ello sin mencionar que las pocas leyes que han creado no tienen ni tendrán ninguna funcionalidad a corto, mediano o largo plazo sino son únicamente para los grupos a quienes les deben algo o quieren favorecer por algo, lo cual trae a mi mente lo dicho por John Locke en el Segundo tratado sobre gobierno civil: “Dondequiera que la ley termina, comienza la tiranía”.

Otro tema de vital importancia que requiere inmediata atención es la facilitación de la generación de riqueza a través de la atracción de capitales de inversión de todo tipo. Es necesario permitirle al inversionista que pueda implementar más y mejores fuentes de creación y distribución de riqueza, para lo cual se hace necesario que la administración elimine la mayor cantidad posible de barreras, incluyendo —y sobre todo— las burocráticas, aduanales, monetarias e impositivas; porque así es como se dinamiza la economía y se agiliza la creación de riqueza.