La Gran Estafa semillera y raicera de Q 163 mil millones.
- Juan Carlos Luna

- 25 nov
- 2 Min. de lectura
CAFÉ AUSTRIACO
Por Juan Carlos Luna Aguilera
Los guatemaltecos debemos de estar sumamente atentos y los próximos días aun más, veo con profunda preocupación la posible aprobación del presupuesto general de ingresos y egresos del Estado para el año 2026, el cual se pretende autorizar por una cifra próxima a los Q 163 mil millones. Lejos de ser un plan de desarrollo, este monstruoso monto es un claro ejemplo de la falta de guía, originada única y exclusivamente por la patológica idea de la necesidad de un gigantismo estatal, así como la persistente preferencia de la oligarquía política por el gasto público, en contra de la libertad económica y en consecuencia en contra del pueblo al cual dicen defender. Dicho sea de paso, lo único que realmente ha hecho el gobierno de Arévalo y los semilleros hoy raiceros, es dar trabajo a todos sus amigos, parientes, aliados, novias, concubinas, amantes y todo aquel disfuncional mental que considere que estamos viviendo una primaveral democracia en Guatemala.

En varias ocasiones ya he mencionado el problema del tamaño del Estado, debemos recordar que el gasto monumental no es sinónimo de un estado fuerte o presente. El presupuesto 2026 contempla un déficit fiscal de casi un 4% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que tendrá como resultado un necesario extra-financiamiento de casi Q 35 mil millones los cuales sin lugar a duda deberán ser financiados por medio de más deuda, deuda que usted ya sabe que tendrá que pagar usted y hasta guatemaltecos que no han nacido.
Financiar un gasto creciente con más endeudamiento es en esencia hipotecar el futuro de los guatemaltecos. Pero el problema es doble, cuando el Estado se excede en sus gastos debe por fuerza recurrir a dos caminos que son sin lugar a duda cuestionables desde cualquier punto de vista, por un lado, es la subida de impuesto, el cual castiga directamente el consumo de los guatemaltecos y por otro lado crea inflación, lo cual hace subir los precios automáticamente.

Como lo decía Milton Friedman, la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario. Ahora, esa inyección económica llega directamente al crédito, lo cual crea una expansión artificial del dinero lo que afecta directamente la cantidad de dinero circulante en el mercado. El Estado, a través de su política fiscal expansiva y su necesidad de financiamiento, genera las presiones que, al final del camino terminan destruyendo la capacidad adquisitiva de los guatemaltecos. La inflación golpea siempre a los más pobres ¿y en todo caso no es por ellos y para ellos que se hace todo este desbarajuste financiero desde el gobierno?
Lo más trágico y evidente en estos momentos es que la iniciativa del presupuesto destina cerca del 80% del total a gastos de funcionamiento. Es decir, casi se utilizarán entre 5 a 7 quetzales de cada 10 quetzales para mantener la burocracia parasitaria del verdadero pacto de corruptos de semilleros y raiceros, todo lo que se paga a los “trabajadores” del Estado sirve para mantener una burocracia inservible, asesores, puestos de trabajo duplicados, asistentes, fotógrafos, politokers y un gran etcétera. Todo ello a costillas de los más pobres del pueblo de Guatemala.
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