Alexandria Ocasio-Cortez es una congresista demócrata estadounidense que en la fiesta de los ricos y famosos en Nueva York —o sea, la Gala del Museo Metropolitano de Arte, o “Met Gala”— desató un maremoto de opiniones, a favor y en contra, al presentarse con un lujoso vestido que decía Tax The Rich (“cobren impuestos a los ricos”); pero estando lejos de saber y comprender que fueron los impuestos de los ricos, e incluso los de los pobres, los que pagaron el vestido de diseñador que ella usó esa noche y además su entrada a la Gala.
Pareciera que los políticos populistas no conocieran o no supieran cuál es la lógica que siguen los procesos económicos. Por lo visto no comprenden que los impuestos son un costo a la producción y que eso quiere decir que serán incluidos en el precio de venta. Y como todo costo, será trasladado al siguiente consumidor —junto con “el impuesto para los ricos”—, quien lo terminará pagando para luego trasladar el incremento de ese impuesto a sus propios clientes y/o consumidores, quienes también deberán pagarlo antes de trasladarlo a otro, y así sucesivamente hasta el último consumidor.
Al final, quien ya no tenga a quién trasladar la suma de estos incrementos será quien los termine pagando todos; y esa persona será la más pobre de todos los eslabones de la cadena.
Así, pues, se puede observar por simple lógica que subir impuestos a los ricos en nada les afecta, ya que ese nuevo costo provocado por “las buenas intenciones de los politiqueros” será realmente absorbido y pagado por los menos afortunados de la sociedad.
Ahora es de suponer que el vestido que utilizó la congresista fue comprado por ella (o al menos eso esperamos), con su salario como congresista, mismo salario que es pagado por los tributarios, lo cual quiere decir que sería una inmoralidad y hasta un robo utilizar el dinero del pueblo en vestidos fútiles y abyectos que en nada adicionan a los problemas de los más pobres, en este caso, de Estados Unidos.
El doctor Luis Pazos, en su libro ¿Por qué los impuestos son un robo?, manifiesta claramente este punto cuando indica que “la única diferencia entre el robo (apoderamiento de un bien ajeno) y los impuestos no destinados al bien común, es que en el robo la ley castiga y persigue al autor y en el caso de los impuestos lo legitima. En el primer caso la ley protege a la víctima y en el segundo al ladrón”. Por lo tanto, podríamos decir que Ocasio-Cortez (también conocida por sus iniciales: AOC) roba los impuestos.
Los políticos populistas como ella deberían comprender que la solución para la pobreza —si acaso es eso lo que realmente les preocupa— no es la redistribución impositiva de la riqueza, sino más bien la creación de nuevas fuentes de producción; y eso se logra eliminando impuestos y barreras para que la producción se lleve a cabo.
La asignación de recursos al pago de impuestos no permite que esos recursos sean invertidos en procesos más productivos y creadores de riqueza para los más necesitados.
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