En la Ley Nacional para el desarrollo de la cultura física y el deporte, Decreto Número 76-97 del Congreso de la República de Guatemala, en el artículo 94 —que se refiere a la INTEGRACIÓN del Comité Ejecutivo de la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala CDAG—, en el cuarto párrafo, dice: “Los miembros del Comité ejecutivo de la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala, —CDAG— serán electos por la Asamblea General, desempeñando sus cargos en forma ad-honorem por un periodo improrrogable de cuatro (4) años (…)”.
Ahora bien: si los directivos deben desarrollar sus actividades de forma gratuita y sin remuneración alguna, ¿por qué el deporte en Guatemala está a punto de quedar fuera de los Juegos Olímpicos de París 2024? ¿Será que el amor y la preocupación por el deporte es tan grande que los diferentes grupos no pueden llegar a acuerdos que beneficien —a lo que, según dicen ellos, es lo más importante—: al atleta? ¿O será más bien que están más preocupados de ver cómo le hincan los colmillos al 3% del presupuesto nacional?
Seguramente 3% no nos dice mucho, pero ¿qué pensaría si le comento que ese 3% representa la nada despreciable cantidad de Q 881 millones, según el presupuesto asignado para este año 2024?
Cuando vemos esa cantidad de dinero entendemos por qué hasta asesinan a personas por esos puestos “ad-honorem”.
Hace algunas semanas mencioné en la red social X que deberíamos eliminar el Comité Olímpico Guatemalteco y la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala, situación que, obviamente, escandalizó a los amantes del parasitismo y a los ignorantes ilustrados miembros del “club de una neurona”. Debo manifestar y hacer un mea culpa dado que, al expresar que deberíamos eliminar, les dejé, no una ventana, sino un portón abierto para que me dieran con todo. Esto debido a que —comprendo y entiendo— para participar en las Olimpiadas, como en muchas otras actividades, debemos de estar sometidos a la burocracia internacional del Comité Olímpico Internacional (COI); sin embargo, el comentario estaba dirigido a que es innecesaria la monstruosa burocracia que encierra al Comité Olímpico Guatemalteco y a la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala: para la primera podríamos tener una pequeña oficina que se dedique a la burocracia deportiva nacional e internacional (si tanto aman y necesitan de la intervención estatal en todos los asuntos, con un pequeño presupuesto); y para la segunda se puede formar cada federación en el ámbito privado, con autoridades y presupuesto privado: cada federación estaría organizada por los diferentes clubs que se dedican a las diferentes ramas y disciplinas del deporte, seleccionando ellos a sus propios atletas y formándolos con los recursos que el propio atleta y las federaciones, con base en su calidad y desempeño, puedan percibir.
Ejemplos de ello hay. Veamos en Estados Unidos: el gobierno no pone ni un solo centavo en el deporte Olímpico, ni federado ni nada; y son los mayores ganadores de medallas en todo el mundo.
Y ya sé que no faltará el que me diga que “es otra cultura, tienen más recursos”, o me den “peros” como el de “es que las universidades y el sistema educativo” y otros etcéteras, ¿cierto? Pues bien: entonces para este caso, la observación nuevamente es muy sencilla y directa: hay que cambiar el sistema y debemos empezar a cambiarlo desde ya. Por donde sea, pero hay que cambiar ya.
Comments