El recién pasado 18 de diciembre la selección de futbol de Argentina se coronó campeona durante la Copa Mundial de la FIFA, Catar 2022. Seguramente muchas personas, estaban al borde de la locura por haber sido testigos de algo que para muchos era parte únicamente de la historia del futbol, ya que el último mundial que había ganado Argentina fue en el ya muy lejano año de 1986, mismo que también estuvo lleno de polémicas. Desde entonces ya se especulaba sobre el uso de sustancias por parte de Diego Armando Maradona, su estrella en ese momento, y luego, la tristemente célebre “Mano de D...s”, con lo cual quedó de manifiesto que para la gran mayoría de argentinos no importa ganar, sino cómo hacerlo.
Hoy, en Catar, la historia fue la misma: tienen una copa que, para los que realmente amamos el deporte del futbol, fue nuevamente manchada con dudas, polémicas y la típica y vulgar idiosincrasia del argentino, que piensa que es importante ganar, pero mejor si se hace con trampa: hay más gallardía en ser vivo.
Corría el año 1978 cuando Argentina ganó su primer campeonato del mundo. Por aquellos años el país sudamericano vivía los momentos más oscuros de su historia política bajo la dictadura del general Jorge Rafael Videla, quien se proclamó presidente entre 1976 y 1981, dentro de lo que se conoció como “Proceso de Reorganización Nacional”, un proceso que se caracterizó por las persecuciones, las desapariciones y los asesinatos a la orden del día por parte del gobierno. Argentina vivía un periodo oscuro y difícilmente veía una luz al final del túnel.
Sin embargo, había una forma de hacer que los argentinos se olvidaran de esos detalles sin importancia —desapariciones forzosas, asesinatos, masacres… ¿a quién le importaría si el país del mate y del asado ganara el Mundial de Futbol?—. Ser campeones mundiales de futbol sí es importante, y lo más importante para cualquier argentino bien nacido y que se respete.
Y sorpresa: Argentina gana el Mundial organizado por ellos en 1978. Durante algún tiempo los argentinos se olvidaron de la desestabilidad que se vivía en su país, la felicidad los invadió y los cegó, haciéndolos inmunes a los problemas de la época. Total, qué importa el mundo si tu país es campeón.
Cuarenta y cuatro años después Argentina vive nuevamente un triste momento. Obviamente, las políticas económicas socialistas implementadas por las administraciones kirchneristas tienen mucho que ver, ya que tienen al país hundido en una de las peores crisis económicas de su historia.
Los argentinos han perdido sus trabajos, muchos comen de la basura, la delincuencia común, los asaltos y los asesinatos se han incrementado como resultado de la hambruna que hay en el país a tasas nunca vistas. Dicho sea de paso, se están haciendo la competencia con Chile en ese sentido.
Pero hoy nuevamente los argentinos tienen algo muy importante que celebrar, algo mucho más grande que tener administraciones publicas eficientes, algo mejor que tener políticos que no sean corruptos, mucho mejor que tener una economía sana con la que puedan tener acceso a la educación, a la salud, a una alimentación digna, a puestos de trabajo honorables… No, nada de eso importa ahora porque hoy Argentina es campeón y Lionel Messi “el más mejor del mundo”.
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