Para hoy tenía pensado escribir sobre el no pronunciamiento del presidente electo Bernardo Arévalo respecto a su gabinete de gobierno; sin embargo, al hacer la última revisión de las redes sociales anteayer por la noche, me encontré con la noticia de que, por medio de un tweet, Bernardo Arévalo anunciaba que “en un hecho histórico” presentaría su gabinete de gobierno ayer, lunes (no sé qué tendrá eso de “histórico”, pero bueno); por lo que me vi en la necesidad de cambiar el sentido de este artículo.
Al parecer el gabinete del presidente Arévalo será un variopinto de ideas, posiciones y sectores que, al estilo del mejor fiambre guatemalteco, pretende ser un conjunto de “inclusividad” de todos los sectores y actores de la sociedad guatemalteca; sin embargo, lo único que realmente refleja es desorganización, improvisación y cooptación por parte de la izquierda resentida y destructora que nunca ha hecho ni hará nada bueno por Guatemala.
El gabinete que presentará el presidente electo es el resultado de la intromisión de los mismos sectores que siempre han pretendido llegar al poder de una u otra forma. Arévalo está condenado a fracasar porque no es él el verdadero conductor de los destinos del país. Se le presentarán un pliego de peticiones que deberá cumplir de una u otra forma, especialmente cuando vemos que se dice que detrás de él se encuentra una de las figuras más nefastas e ingratas de la historia de Guatemala: el siempre detestable Eduardo Stein; quien, una vez más, buscará de cualquier forma enquistarse en el poder.
Es lamentable que Stein en esta oportunidad se encuentre muy próximo a alcanzar sus desafortunadas intenciones, siendo que la única ambición que mueve a este asesino y secuestrador resentido son sus ansias personales de venganza y poder.
El diputado Samuel Pérez Álvarez, vocero oficial de Semilla, anunciaba con bombos y platillos que con ellos las raíces que el CACIF tiene en el gobierno desaparecerían; sin embargo, ya se menciona que el Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras posicionó a uno de sus alfiles dentro del gabinete de Arévalo, poniéndolos en un verdadero jaque, lo cual obligará al diputado a telefonear a su papá, Samuel Pérez Attias, para que le diga cómo realizar el enroque de ajedrez que lo libere de la palabrería discursiva en la que él mismo y nadie más se metió, al mencionar una y otra vez que el CACIF era casi como uno de los jinetes del apocalipsis, y que con ellos —o sea, con Semilla— serían expulsados de toda actividad gubernativa.
Todo el movimiento Semilla se presenta como un grupo de personas bien intencionadas, pero eso no les quita lo ingenuas e ignorantes en todo sentido: no tienen ni idea de lo que harán en el gobierno. Un pequeño pero claro ejemplo de esto es la designación de Jonathan Menkos como ministro de finanzas —una persona que exige que se paguen más impuestos, muy a pesar que la organización que él mismo dirigía no lo hacía en lo absoluto: o sea, la típica incoherencia galopante de la izquierda.
La administración del presidente Arévalo y su gabinete de gobierno son la crónica de un fracaso anunciado.
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