Los Juegos Olímpicos de Paris 2024 iniciaron con una mezcla de esplendor y polémica. Sin entrar en detalles o favoritismos, lo cierto es que estas justas olímpicas pasarán a la historia —por lo menos para nosotros, los guatemaltecos— como las primeras en que atletas guatemaltecos obtienen por lo menos dos medallas (y a la fecha que escribo estas líneas, aún con posibilidad de aumentarse esa cifra en los próximos días); pero sobre todo, pasarán a la historia por ser las primeras en que una atleta nacional obtiene una medalla de oro.
Sin embargo, como resultado de la destacada participación de los atletas guatemaltecos en algunas disciplinas durante estos Juegos Olímpicos, también hemos sido testigos de la desagradable clase política mostrando su orgullo y su nacionalismo.
Hoy la gran mayoría de esa clase política corrupta y perezosa se manifiesta en favor de los atletas nacionales, casi colgándose junto a ellos las medallas y expresando patéticamente que, gracias a las gestiones gubernamentales que se han llevado a cabo, los guatemaltecos ya pudimos ver nuestra bandera en el cielo olímpico de París y escuchar las notas de nuestro himno nacional; y que eso “nos debe llenar de orgullo”. Pues bien: todo esto se me antoja de muy mal gusto. Y ahora voy a explicar por qué.
Nadie puede negar su propia emoción cuando un atleta destacado gana una medalla olímpica: es una sensación muy válida y natural. Pero mucho cuidado, porque emoción y orgullo son dos cosas muy distintas.
Y es que, además de la misma persona destacada, considero que los únicos que deberían sentir orgullo son los que de alguna forma concreta y objetiva participaron, colaboraron y apoyaron a dicha persona; y en el caso particular de los Juegos Olímpicos, me refiero, por ejemplo, a un padre, a una madre, a un entrenador, a un hijo, a un hermano o, en conclusión, a alguien que haya estado realmente presente en la vida de esos atletas o medallistas olímpicos.
Sin embargo, las personas que están y siempre estuvieron muy lejos del sacrificio que representa ayudar de verdad a un atleta a destacar mundialmente, realmente deberían considerar seriamente si no sería mejor abstenerse de su “orgullo”, porque quizá no les corresponda en lo más mínimo.
Lo más preocupante es que alrededor de estos triunfos hay personas políticas, vividoras y saqueadoras, saliendo a decir que “el logro de los atletas es una clara muestra de la ‘necesidad’ de ‘invertir más en el deporte nacional, y especialmente en nuestros atletas olímpicos’”. Que… ¿qué? ¡Pues nada más ridículo y alejado de la realidad!
Como podemos ver una vez más, los vividores de los impuestos de los guatemaltecos no pierden oportunidad para sacar raja de lo que a ellos no les cuesta nada.
Hagamos un simple y rápido análisis económico de los resultados de Guatemala en los Juegos Olímpicos: Guatemala participó por primera vez en las Olimpiadas de Helsinki, en 1952. Después no tuvo participación sino hasta las justas de Ciudad de México en 1968, y desde entonces ha participado en todos los Juegos Olímpicos. O sea que desde México 1968 hasta Tokio 2020 Guatemala ha participado ininterrumpidamente en catorce Juegos Olímpicos: esto significa un proceso de 52 años que nos ha costado muchísimos recursos a todos los guatemaltecos, sobre todo a los más pobres.
En conclusión, durante 52 años de olimpismo guatemalteco, los atletas —y repito: los atletas, no nosotros, no Guatemala como país y no los políticos, sino solamente los atletas y nadie más que los atletas— lograron una medalla de plata: una sola.
Y aquí el asunto de análisis ni siquiera tiene que ver con la calidad deportiva de los atletas, sino con la enorme brecha entre inversión-beneficio de esta operación para el país; pero además, con el altísimo grado de corruptibilidad política que esconden estos procesos en un país como Guatemala.
Sin duda que el esfuerzo, el sacrificio y la disciplina son muy grandes para los atletas y sus verdaderos acompañantes durante el proceso. Y sin duda que la satisfacción para una nación al ganar una medalla olímpica, como hemos visto en días recientes, puede ser muy grande.
Pero la pregunta incómoda y realmente necesaria es la siguiente: ¿En verdad hay que invertir tanto dinero en el deporte a nivel olímpico en un país con tantas, pero tantas carencias de fondo como Guatemala? ¿Es que acaso Guatemala no tiene necesidades muchísimo más alarmantes y urgentes que, de solventarse, podrían beneficiar integralmente a muchísimas más personas?
Aquí se critica la hipocresía de los políticos guatemaltecos al "celebrar" los éxitos olímpicos del país, resaltando que muchos de ellos no aportan realmente al desarrollo de los atletas y buscan, en cambio, ganar popularidad aprovechando sus logros. Señala que el orgullo debería pertenecer únicamente a quienes han apoyado de manera genuina a los deportistas, no a quienes buscan beneficiarse de sus victorias. Además, el autor cuestiona el alto costo de la participación olímpica guatemalteca a lo largo de los años, sugiriendo que el gobierno no debería capitalizar estos logros sin haber invertido realmente en el deporte.
Los políticos guatemaltecos se aprovechan de los logros olímpicos de los atletas para obtener mérito, sin haber contribuido realmente a su éxito. Se cuestiona si la inversión en deportes olímpicos es justificable en un país con tantas necesidades básicas insatisfechas. El autor defiende que el orgullo legítimo debería estar reservado para aquellos cercanos al atleta y no para quienes buscan rédito político.
Recordando que los politicos solo buscan hacer una campaña o hacerce se meritos de los cuales no tienen ni una pizca de apoyo de parte de estas personas.
Siempre se le ha invertido mucho a los deportes dejando de un lado todos los problemas maa graves q tenemos desnutrición falta de escuelas...
Simplemente hay prioridades para mejorar en nuestro pais antes que seguir malgastando el dinero en todos loa extras q van con los atletas seria algo mas coherente
Recordando que los politicos solo buscan hacer una campaña o hacerce se meritos de los cuales no tienen ni una pizca de apoyo de parte de estas personas.
Siempre se le ha invertido mucho a los deportes dejando de un lado todos los problemas maa graves q tenemos desnutrición falta de escuelas...
Simplemente hay prioridades para mejorar en nuestro pais antes que seguir malgastando el dinero en todos loa extras q van con los atletas seria algo mas coherente
Este articulo nos habla acerca de algo que lastimosamente siempre pasa en la politica que cuando alguien en cualquier rama de alguna conpetencia gana un premio se toma el gobierno el credito como si ellos hubieran sido parte de eso, como ocurrio recientemente con las medallas que se ganaron los guatemaltecos en los Juegos Olimpicos, siempre se nota el descaro de los politicos al querer llevarse el credito de esas cosas.
Pero a mi parecer no podemos dejar que eso nos quite de la vista la emocion de ver a guatemaltecod triunfando a nivel internacional y resaltando el nombre de nuestro hermoso pais